
La Ribera del Duero es uno de los destinos enoturísticos más fascinantes de España, cuya riqueza enológica la convierten en un paraíso para los amantes del vino de visita obligada. Si estás pensando hacer una escapada a la Ribera del Duero, desde Evadium hemos diseñado una selección de planes temáticos diferentes que te permitirán descubrir la esencia de esta tierra privilegiada a través de sus prestigiosos vinos, sus bodegas, su patrimonio cultural y sus inconfundibles paisajes de viñedos.
Ya tengas en mente hacer un viaje corto o pasar varios días en la Ribera del Duero, en este artículo encontrarás ideas para organizar una escapada inolvidable.
Índice de contenidos
La Ribera del Duero: un viaje por el corazón del río Duero
La Ribera del Duero es una de las regiones vinícolas más prestigiosas de España, con una tradición vitivinícola que se remonta a más de 2.000 años. Ubicada en el centro-norte de la Península Ibérica, esta denominación de origen se extiende a lo largo del río Duero, atravesando las provincias de Valladolid, Burgos, Soria y Segovia. En sus tierras, caracterizadas por un clima extremo y suelos ricos en minerales, nacen algunos de los mejores vinos tintos del mundo, elaborados principalmente con la variedad Tempranillo o “Tinta del País”.

El eje principal del enoturismo en la Ribera del Duero gira en torno a dos localidades clave: Peñafiel y Aranda de Duero. Peñafiel, con su majestuoso castillo convertido en Museo del Vino, es el corazón histórico del vino en la región, mientras que Aranda de Duero destaca por su red de bodegas subterráneas medievales y su vibrante oferta gastronómica. Entre ambas villas, se encuentran algunas de las bodegas más emblemáticas, desde históricos viñedos hasta innovadores complejos enológicos diseñados por arquitectos de renombre.

Más allá del vino, la Ribera del Duero ofrece un patrimonio cultural y natural excepcional, con castillos, monasterios y paisajes de viñedos que cambian de tonalidad con cada estación del año. Un destino imprescindible para los amantes del enoturismo, la historia y la buena mesa.
La cultura del vino de Peñafiel, capital de la Ribera del Duero
Peñafiel es la capital histórica del vino en la Ribera del Duero y constituye, sin duda, un destino imprescindible para los amantes del enoturismo. Allí podrás visitar su bodega más emblemática, Protos, que, además de ser la bodega de referencia en la villa, merece la pena visitar, no solo sus galerías subterráneas, sino también su bodega de diseño de vanguardia, obra del célebre arquitecto Richard Rogers.

Sin necesidad de coger el coche, podrás combinar la visita a Protos con la mejor gastronomía castellana, el maridaje ideal para sus vinos, disfrutando también de sus afamados asadores con horno de leña. Hay opciones de restaurantes muy interesantes en Peñafiel como un antiguo lagar de vino, y si buscas algo más original, comer en el restaurante de la propia bodega Protos, también es todo un acierto.
Por otra parte, la hermosa villa de Peñafiel invita darse un paseo por su encantador casco histórico para conocer sus principales atractivos, como su famosa Plaza del Coso, lugar de celebración de sus eventos taurinos durante las fiestas estivales.

Y si Protos está situada a las faldas de la colina del Castillo de Peñafiel, que preside imponente la villa, es una buena idea aprovechar la estancia para acercarte a visitarlo. En su interior, no sólo se encuentra el museo del vino de Valladolid, sino que también premia a sus visitantes con la mejor panorámica de los viñedos de la zona.
Si para esta escapada optas por alojarte en un hotel de Peñafiel, puedes olvidarte del coche durante la estancia y disfrutar del vino sin necesidad de conducir.
Muy cerca de Peñafiel, a apenas 6 km, está la bodega de Emilio Moro, cuya visita puede ser un buen contraste y donde también se puede saborear la cocina tradicional castellana maridada con sus vinos.
Sírvete de nuestra guía de viaje para conocer todo lo que puedes ver en Peñafiel y la Ribera del Duero de Valladolid.
Grandes bodegas de la Milla de Oro de la Ribera del Duero
La carretera que une Peñafiel con Valladolid posee un tramo donde se ubican algunas de las bodegas más prestigiosas de la Ribera del Duero, tal es así que le ha valido a esta zona la consideración de “la Milla de Oro” de la Ribera del Duero. Reconocidas bodegas como Arzuaga, Abadía Retuerta, o Matarromera ofrecen visitas guiadas en las que poder degustar algunos de sus vinos más afamados.

Bodegas Arzuaga cuenta con una original visita que se adentra en la finca “La Planta”, donde conviven viñedos con pequeña reserva cinegética con jabalíes, ciervos y muflones, para luego conocer su bodega, en una completa experiencia que culmina con la degustación de sus vinos.

La visita a Abadía Retuerta, en cambio, goza de carácter más exclusivo, como sus vinos, ya que es privada y comparten contigo todo el encanto de la finca, incluida la abadía benedictina que da nombre a la finca. Mientras que en el caso de la bodega Matarromera, el protagonismo lo ocupan especialmente los icónicos vinos que se catan, además de conocer la historia de una de las bodegas más dinámicas e innovadoras de la zona.
Cualquiera de estas experiencias enoturísticas encuentran su mejor maridaje con la gastronomía castellana de la zona, para lo que te proponemos comer en el restaurante de las bodegas Arzuaga. Y si quieres dormir entre viñedos, el hotel Arzuaga de 5* de su complejo enoturístico es una buena elección, donde podrás descansar de coche e incluso relajarte en su Spa con vinoterapia con espectaculares vistas a los viñedos.

Otra opción es dormir en Peñafiel, situada a 15 minutos en coche, y así disfrutar de algo más de la vidilla de ocio de la villa, donde pasear y tomar unos vinos.
Entre castillos y bodegas de la Ribera del Duero
Castilla La Vieja ha ocupado un lugar protagonista en la historia de España, especialmente con la Reconquista, cuando se construyeron numerosos castillos, auténticas atalayas defensivas contra las tropas enemigas. Y en la provincia de Valladolid podrás encontrar buena muestra de ello, como es el caso del majestuoso Castillo de Peñafiel, emblema de la Ribera del Duero, o su vecina fortaleza del Castillo de Curiel, a 6 kilómetros de allí. Pues bien, en esta escapada te proponemos dormir en un auténtico castillo donde te resultara fácil viajar con la imaginación a otros momentos de la historia. Las espectaculares vistas desde el castillo te impresionarán.

Por su cercanía a Peñafiel, epicentro del enoturismo en la región, es un buen lugar para visitar bodegas como Protos o Emilio Moro, comer un buen lechazo asado en sus asadores, y dar un paseo por el casco histórico de la villa.
Y si quieres visitar otras bodegas, consulta nuestra selección de bodegas recomendadas en la Ribera del Duero.
La tradición vinícola centenaria de Aranda de Duero
Apenas 40 km separan Peñafiel de Aranda de Duero, capital de la Ribera del Duero burgalesa. Y si de veras quieres empaparte de la cultura del vino que domina esta región, repartir el viaje entre ambas localidades es más que recomendable para apreciar sus bondades y contrastes. Aranda de Duero, además de ser motor económico de la comarca, es heredera de una larga tradición vitivinícola que se remonta a siglos de historia. No en vano, su casco antiguo está inundado de kilómetros de galerías subterráneas de lo que fueron bodegas en el medievo. Todo un monumento vivo en torno al vino y la rica cultura que ha marcado tanto la evolución de la villa.

Es por ello que conocer alguna de las históricas bodegas medievales de Aranda de Duero es parada obligada, una experiencia de lo más interesante cómo han evolucionado hasta nuestros días. Además, son un escenario ideal donde luego degustar distintos vinos de la Ribera del Duero, ya sea solos o acompañados de apetitosos maridajes como tapas, ibéricos, etc.
Aranda de Duero presume además de ser la capital del Lechazo asado, así que no hay mejor que un buen menú castellano en sus asadores con horno de leña para saborearlo acompañando a sus vinos. En pleno centro de Aranda de Duero encontrarás diferentes opciones gastronómicas, desde los más tradicionales hasta alguno más moderno.

Muy cerca de Aranda de Duero, a apenas 15 kilómetros podrás también completar tu escapada conociendo bodegas más modernas, rodeadas de viñedos. Entre ellas, destaca el sorprendente diseño de vanguardia de la bodega Portia, concebida por el arquitecto Norman Foster y que, al igual que Protos, hará las delicias de los amantes de la arquitectura y el vino. Además de visitarla, el restaurante de Portia cocina con un toque contemporáneo es una buena opción para comer.
Junto a Portia, muy cerca de Aranda de Duero encontrar otros proyectos enoturísticos interesantes como el de la joven bodega Bela, un proyecto del grupo CVNE en la Ribera, PradoRey o Lagar de Isilla.

Para dormir, cuanto más cerca lo hagas de Aranda de Duero, más cómodo te resultará disfrutar de las opciones de ocio que ofrece la localidad.
Para no perderte todo lo que puedes ver Aranda de Duero y la Ribera del Duero burgalesa, nuestra guía de viaje te será de gran utilidad.
Entre bodegas y viñedos de Aranda de Duero
En contraste con los tesoros enológicos escondidos en el subsuelo de Aranda de Duero, los alrededores de la villa ofrecen una alternativa de escapada más relajada y en contacto con la naturaleza gracias al entorno de viñedos que le circundan. Por ello, en este otro plan te proponemos tomar como base un antiguo palacio histórico rodeado de viñedos, la Posada de Pradorey, a 10 minutos en coche de Aranda de Duero, desde el que descubrir los encantos de las mejores bodegas elaboradoras de vino de la región.

En las vecinas bodegas de Pradorey, podrás admirar una de las mayores explotaciones vitivinícolas de la Ribera del Duero. Una experiencia que también podrás combinar con la visita a la moderna bodega Bela, o a Viña Pedrosa, una de las bodegas fundadores de la Denominación de Origen, y catar sus vinos personalidad. Al norte de Aranda de Duero, la sorprendente Portia con su diseño de vanguardia, te descubrirá otra forma de ver el vino.

Para comer, la gastronomía castellana es compañera indispensable de los vinos ribereños, y es en Aranda de Duero donde encontrarás más opciones de asadores entre los que elegir, y así de paso dar una vuelta por la localidad, en cuyo subsuelo tendrás la oportunidad de visitar sus históricas bodegas medievales si el tiempo da de sí para más.
Y si la idea de dormir entre viñedos te seduce, échale un vistazo a nuestra selección de los mejores hoteles bodega de España.