Peñafiel, la capital de la Ribera del Duero
A menos de una hora de Valladolid encontramos la emblemática villa medieval de Peñafiel, en torno a la cual se asientan una buena parte de las bodegas de la Ribera del Duero.
Capital de la ruta del vino vallisoletana, Peñafiel aúna un rico patrimonio histórico, la tradición vitivinícola y gastronómica y un hermoso entorno natural. Atravesado por el río Duratón – afluente del Duero -, esta villa invita a pasear por sus calles medievales hasta el Castillo, pasando por la Plaza del Coso, la Torre del Reloj, el Convento de Las Claras o las iglesias de Santa María, Santa Clara y San Pablo.
Mención especial merecen los conocidos castillos que dibujan la silueta de la Ribera, joyas históricas como el Castillo de Peñafiel con el Museo Provincial del Vino en su interior, el Castillo de Curiel, en la vecina Curiel de Duero. A pocos kilómetros de allí, no olvides hacer parada en el Monasterio de Santa María de Valbuena. De estilo cirterciense español, el Monasterios está declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural, siendo el gran icono del municipio de Valbuena de Duero. Además, desde finales de los años 90’, es sede permanente de la Fundación Las Edades del Hombre.
Situada en el epicentro de la conocida como Milla de Oro, desde Peñafiel podrás recorrer cómodamente la Ribera del Duero y sumergirte de lleno en el mundo del vino, visitando las bodegas más destacadas de Peñafiel y alrededores y catando sus afamados vinos; así como su gastronomía típica.
El Castillo de Peñafiel y el Museo del Vino, visita obligada
Peñafiel está presidida por el majestuoso Castillo de Peñafiel, icono de la Ruta del Vino Ribera del Duero que sigue al visitante a cada paso que da por los pueblos de alrededor.
Del siglo X y con forma de barco – por lo que es conocido como “el buque de Castilla” -, fue declarado Monumento Nacional. Esto y mucho más te contarán en la visita guiada al Castillo de Peñafiel, en la cual tendrás la oportunidad de subir a su punto más alto y vislumbrar toda la Ribera del Duero, sus edificios emblemáticos y sus numerosas bodegas, paisaje indiscutible de la DO Ribera del Duero, ¡panorámica espectacular! Las demás estancias y las historias que surgieron en los muros de este castillo acabarán de cautivarte.
Además, podrás hacer completa tu experiencia buceando en el Museo del Vino de Peñafiel, un recorrido por la historia de la vid, las regiones vitivinícolas del mundo entero, los diseños de botellas y etiquetas, así como de los olores que envuelven al mundo del vino.
Y a tan sólo 6 km. de Peñafiel, Curiel de Duero se presenta como el hermano pequeño de la emblemática villa medieval, contando también con su famoso Castillo de Curiel – convertido en hotel en la actualidad.
Las bodegas de Peñafiel
A lo largo de la Ribera del Duero vallisoletana encontrarás numerosas bodegas para visitar, tanto en Peñafiel como en Curiel de Duero y alrededores.
En las mismas faldas de la montaña sobre la que se alza el Castillo de Peñafiel te esperan las impresionantes Bodegas Protos, que aúnan como ninguna la tradición y la modernidad, con sus galerías subterráneas y sus nuevas galerías de diseño vanguardista – obra del arquitecto Sir Richard Rogers.
Muy cerca de allí, entre viñedos y castillos, también de arquitectura moderna, podrás visitar otras bodegas como Legaris – de camino a Curiel de Duero -, Comenge o Cepa 21, el innovador proyecto de la familia Moro.
Y en el corazón de la Milla de Oro te costará decidir entre las numerosas propuestas disponibles. Desde las bodegas Emilio Moro y sus viñedos centenarios, hasta el precioso paraje junto al río que esconde Finca Villacreces, pasando por las conocidas Arzuaga Navarro, la emblemática bodega Matarromera, Emina y su moderno centro de interpretación del vino, o la exclusiva Abadía Retuerta, entre cuyos viñedos se conserva un monasterio del siglo XII.
El Lechazo asado, estrella de la gastronomía castellana en Peñafiel
En este viaje por la Ribera del Duero qué mejor maridaje para tus vinos favoritos que la gastronomía castellana, que podrás saborear en los típicos asadores. Entre sus platos, el lechazo asado en horno de leña es plato obligado para todo aquel que visite la Ribera del Duero en general, y Peñafiel en particular.
Otro de los productos estrella es el queso, en concreto el queso Flor de Esqueva, elaborado con leche cruda de oveja y tomado como postre en algunas ocasiones. A ello se añaden los suculentos guisos de caza de la zona como la liebre, conejo, codorniz, pichón, perdiz, sopas de ajo, legumbres, espárragos, etc. Y, para acompañar a todo ello, los magníficos vinos de la DO Ribera del Duero, sobre todo los tintos.
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