
Ubicada junto a la Autovía del Noroeste a su paso por Tierra de Pinares, en la zona sur de la provincia de Valladolid, Rueda es una encrucijada de culturas, de caminos, de historia y de tradición. Adéntrate con Evadium en una de las joyas enoturísticas de España, llena de atractivos históricos, culturales y gastronómicos. Una excusa perfecta para hacer una escapada y descubrir qué hace de los vinos de Rueda unos de los vinos blancos más apreciados de nuestro país, y por supuesto para brindar con ellos.
La D.O. Rueda y sus vinos
Con un área de producción que abarca las provincias de Valladolid, Segovia y Ávila, la D.O. Rueda puede presumir de ser una de las pocas regiones vinícolas europeas que se ha especializado en elaborar vinos blancos abanderados por la variedad de uva Verdejo, autóctona de esta zona.
El carácter de los vinos blancos de la D.O. Rueda comienza a definirse en la propia tierra que alimenta la vid, dominada por el conocido como suelo cascajoso, terrenos pedregosos de fácil laboreo, de pH ligeramente básico y ricos en calcio y magnesio. Después es un clima mediterráneo-continental, con inviernos fríos y largos, primaveras breves con heladas tardías y veranos secos y calurosos, el que va aportando personalidad a la uva, que se desarrolla en planicies ubicadas a entre 700 y 800 metros de altitud.

Por último, es la propia variedad Verdejo, cosechada en su punto idóneo de maduración, la que redondea el perfil de estos excelentes vinos, con una acidez óptima y toques afrutados con matices de hierba de monte bajo que destacan tanto en su sabor y como en su aroma.
Aunque los vinos blancos son sin duda los grandes protagonistas de la D.O. Rueda, desde 2008 su reglamento ampara de forma oficial la elaboración de vinos rosados y tintos –jóvenes, crianza, reserva y gran reserva–, para los que se utiliza esencialmente la variedad de uva Tempranillo –tinto fino o tinto del país–.
Las bodegas de la D.O. Rueda
No vamos a descubrirte nada nuevo al decirte que la mejor manera de conocer, apreciar y degustar los vinos de la región es, precisamente, visitar sin prisas las bodegas de Rueda. De las más de 70 bodegas que elaboran vinos D.O. Rueda, cerca de la mitad ofrecen la posibilidad de ser visitadas. Entre ellas, encontrarás bodegas de todo tipo para disfrutar del enoturismo en Rueda, cada una con una pequeña historia por descubrir.

Pequeñas bodegas familiares que han sabido conservar a lo largo de varias generaciones la tradición vinícola original. Bodegas históricas con laberintos de galerías subterráneas excavadas en el subsuelo desde hace siglos. Bodegas de vinos ecológicos comprometidas con el medio ambiente y la viticultura orgánica libre de fertilizantes. O modernas bodegas dotadas de las más innovadoras tecnologías al servicio de la calidad de los vinos. Son tantas las opciones de visitas a bodegas de Rueda que te costará decidir por cuál empezar.
Qué ver en Rueda y alrededores
Es innegable que el vino y su cultura constituyen el motor bien afinado que mueve la economía de esta región vitivinícola, pero no es menos cierto que en torno a Rueda se multiplican los recursos turísticos de gran calidad.
Poblaciones de gran importancia histórica como Tordesillas, Medina del Campo y Olmedo, parajes ideales para los amantes de la naturaleza como las Riberas de Castronuño o Nava de la Asunción, y algunas etapas del Camino de Santiago de Levante y Sureste, que cruza la D.O. Rueda hasta enlazar con la Vía de la Plata en Benavente.
Para los aficionados a conducir quedan reservadas excursiones algo más alejadas pero también muy recomendables, como la hermosa localidad de Peñafiel, capital del vino de Ribera del Duero, o el Canal de Castilla a su paso por Frómista, a 90 y 115 kilómetros de Rueda respectivamente.

Medina del Campo
Ubicada en pleno corazón de la D.O Rueda, Medina del Campo mantiene vivo el carácter ferial que la hizo rica y famosa en los siglos XV y XVI. Aún hoy celebra varias ferias al año y cuenta con un importante sector servicios, lo que le permite ser el núcleo económico más dinámico de la provincia después de Valladolid.
No puedes abandonar la ciudad sin pasear por los patios y fosos del magnífico Castillo de la Mota, sin visitar el Palacio Real Testamentario de Isabel la Católica –donde vivió, testó y murió la reina–, ni sin probar una de sus tapas más auténticas, los cuellos de pollo fritos.

Si visitas Rueda con ocasión de las Fiestas patronales de San Antolín, que se celebran en septiembre, no te pierdas sus Encierros Tradicionales, declarados de Interés Turístico Nacional. Y si lo haces con ocasión de la Semana Santa, podrás presenciar una celebración declarada de Interés Turístico Internacional. Y para disfrutar de placeres más terrenales nada como un buen asado de lechazo regado con cualquiera de los excelentes vinos de la D.O. Rueda.
Tordesillas
Tordesillas es muy conocida por haber acogido en 1494 la firma del tratado que establecía para Castilla y Portugal nuevas reglas en la exploración del Nuevo Mundo, así como por haber sido lugar de reclusión para la reina Juana I de Castilla, Juana “la loca”, durante casi medio siglo.

Sin embargo, Tordesillas te ofrece también un entorno que fue declarado Conjunto Histórico-Artístico, en el que destacan tesoros como el Real Monasterio de Santa Clara –de un elegante estilo mudéjar–, la Plaza Mayor, el Museo del Encaje, las iglesias de San Antolín, San Pedro y Santa María, o el magnífico puente medieval que salva el Duero para dar acceso a la villa.
Si eres un enamorado de la naturaleza, Tordesillas es también un estupendo centro de operaciones para explorar el hermoso Espacio Natural “Riberas de Castronuño-Vega del Duero”.
Rueda
El desarrollo económico que tuvo –y mantiene– Rueda ligado al comercio del vino queda patente en las casas nobles blasonadas y las fachadas modernistas que le valieron su declaración como Conjunto Monumental e Histórico-Artístico de España.
En ese rico patrimonio encontrarás joyas como la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, para muchos una de las mejores referencias del barroco en Valladolid, las ermitas del Cristo de las Batallas y de San José –que ofrece una bonita vista de la villa–, y por supuesto las más de 20 bodegas que se ubican dentro de su núcleo urbano, muchas de ellas visitables y perfectas para descubrir no sólo el proceso de elaboración del vino, sino también la deliciosa gastronomía regional.

Si bien son muy celebradas las fiestas locales de San Sebastián, San Isidro Labrador y de Nuestra Señora de la Asunción, el segundo fin de semana de octubre la capital del blanco verdejo se pone el vino por montera para celebrar la Fiesta de la Vendimia de Rueda, declarada de Interés Turístico Regional, que reúne cada año a miles de personas atraídas por los excelentes vinos de la zona y por la celebración simultánea de las ferias del vino blanco y de la artesanía, incluyendo numerosas actividades y espectáculos. Para indagar un poco más sobre las fiestas de la vendimia más famosas de esta D.O. y de otras regiones de nuestro país, no te pierdas nuestro artículo sobre las fiestas de la vendimia.
Madrigal de las Altas Torres
Ubicada en la llanura castellana que se extiende a los pies de las últimas estribaciones de la Sierra de Gredos, la muy noble, imperial y coronada villa de Madrigal de las Altas Torres ha sido declarada recientemente Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico por la Junta de Castilla y León. La que fue cuna de Isabel la Católica –nacida aquí en 1451, en el hoy Convento de las Agustinas de Santa María de Gracia– fue también una de las más importantes villas de Castilla hasta el siglo XVI, y en la actualidad es el principal productor abulense de vinos de la D.O. Rueda.

El casco urbano de Madrigal de las Altas Torres conserva su trazado medieval radial con calles empedradas que rodean las plazas de Santa María y San Nicolás, por las que podrás perderte sin prisas descubriendo pequeños tesoros a cada vuelta de esquina.
Su entorno natural constituye uno de los paraísos ornitológicos más valiosos de Europa, y en sus alrededores puedes visitar la Bodega Histórica de los Frailes, cuya estructura actual data de principios del siglo XVII.
Olmedo
Dos paradas te van a resultar obligatorias en Olmedo, antaño plagada de olmos por doquier. La primera es el Parque Temático del Mudéjar de Castilla y León –abierto desde 1999–, que alberga réplicas a escala construidas en ladrillo de los principales tesoros del mudéjar castellano y leonés, como el Castillo de la Mota, el de Coca, y así hasta 21 edificios. La segunda es el Palacio Caballero de Olmedo –inaugurado en 2005 en la Plaza de San Julián–, que te propone un interesante recorrido por la obra “El caballero de Olmedo”, con la que Lope de Vega dio fama intemporal a esta villa, así como por el teatro, la vida, la historia y las costumbres castellanas del Siglo de Oro.

Olmedo acoge durante la tercera semana de julio el festival de teatro Olmedo Clásico, así como una bonita representación de la obra lopiana –el Teatro Popular Caballero de Olmedo– en la que los vecinos de la villa hacen de actores, figurantes, músicos y bailarines. Sus encierros tradicionales, que tienen lugar durante las fiestas patronales en honor a San Miguel, San Jerónimo y la Virgen de la Soterraña –a finales de septiembre y principios de octubre–, están declarados de Interés Turístico Regional.
Puras
Puras es una aldea de poco más de 50 habitantes ubicada unos 12 km al sur de Olmedo. Su monumento más reconocible es la iglesia de ladrillo de Nuestra Señora de la Asunción (siglo XVI), presidida por su magnífica torre, que alberga dos valiosas imágenes de San Roque y San Isidro. En Puras encontrarás también las Bodegas Miguel Arroyo Izquierdo, una visita interesante si el vino es una de tus pasiones.

Pero es más allá de su término municipal, entre los términos de Almenara de Adaja y Puras, donde encontrarás el atractivo que más visitantes atrae cada año hasta aquí: la Villa Romana de Almenara-Puras. En ella podrás admirar algunos de los mosaicos mejor conservados de nuestro país, y descubrir en su estupendo museo y centro de interpretación un sinfín de curiosidades sobre la vida y las costumbres en el siglo I d.C.
Urueña
La primera sorpresa en Urueña es que vas a encontrar más librerías que bares. Sí, Urueña es la Villa del Libro de Valladolid, con apenas 200 habitantes, siguió los pasos de otras localidades como Hay-on-Wye (Gales) o Montolieu (Francia) y hoy alberga once librerías, cinco museos –como el Centro Miguel Delibes, dedicado al célebre escritor castellano– y hasta un periódico local, resultando una visita encantadora para cualquier enamorado de la literatura y de los libros.

Más allá de la lectura, las ferias literarias y las librerías de viejo, quedan joyas como la ermita de la Anunciada –la única de estilo románico lombardo catalán construida fuera de Pirineos– o la bien conservada muralla medieval de la villa, por cuyo adarve podrás lanzarte a pasear para admirar excelentes vistas de Urueña y del páramo castellano desde los miradores del Roto, del Peinador de la Reina y de la Puerta de la Villa, todo un lujo estando en el que está considerado uno de los pueblos más bonitos de España.
La cocina castellana de la D.O. Rueda
Con una tradición agroganadera que se remonta muchos siglos atrás, la D.O. Rueda pone a tu alcance una gastronomía a la altura de los magníficos vinos que tendrás la ocasión de probar aquí. La gran estrella son los asados en horno de leña, donde lechazos y cochinillos son claros protagonistas, pero no le van a la zaga platos de cuchara maravillosos como las sopas de ajo y los potajes, entre los que hay que destacar el cocido morañego y, especialmente en temporada siendo esta Tierra de Pinares, los guisos de patatas con carne y setas –níscalos, etc.–.

Tienen también un lugar privilegiado en las mesas de la D.O. Rueda los quesos, los productos de la matanza –espectaculares las morcillas–, las recetas de bacalao y el gallo de corral, que tiene jornadas gastronómicas y receta propia –el gallo turresilano– en Tordesillas, así como algunas piezas de caza menor (liebre, codorniz y perdiz).
Descubrirás en definitiva una cocina castellana con mayúsculas, que es conveniente regar siempre con los maravillosos vinos de la D.O. Rueda, y que te recomendamos culminar con alguno de los riquísimos postres y dulces típicos de esta región, como el arroz con leche, los bizcochos de Santa Clara (Tordesillas), los mantecados de Portillo, las rosquillas de palo, las hojuelas, los roscos de yema o los bizcochos de cura. Delicias que también puedes seguir acompañando con vino, en este caso dulce, para seguir las buenas costumbres que rigen en la D.O. Rueda.
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